Antología • Autores II (Madrid, 2024)

Autores II es una antología poética que reúne el trabajo de veinte poetas de distintas latitudes que convergen en esta publicación muy cuidada realizada en Madrid.

Poemas publicados:

  • El cerro

  • Nos habíamos amado tanto

  • Cuando fui eterno

  • El peso rotundo

  • Alicaído










El cerro

Bajo el cerro, un cerro entre muchos cerros

rodeado de mas cerros y otros cerros.

Tiene una calle única flanqueada por tinajas,

malezas ordenadas y bien podadas.

Camino por la calle cuesta abajo

paso mis dedos por las ramas cortas

y me robo las espinas invisibles

que me recordarán por siempre

el dolor que llevo conmigo.

Camino ligero, con los pies en la tierra,

estos días tengo prohibido flotar.

Me mantienen terrestre mis bolsillos

llenos de arena de playas anteriores,

de conchas de locos con restos de cigarrillos,

recuerdos de chapuzones ondulados

y culpas encalladas en mis costas.

Bajo el cerro impulsado por mi peso

hacia ese valle sumergido

en un otoño de hojas negras de carbon

y gotas de cristal transparente

que se quiebran y resuenan como

las campanillas de las casas de campo,

que menea el viento gentil del verano.

Las hojas se tocan y se quiebran,

se mueven sutiles y las gotas de cristal

que hierven con el sol de medio día

se derriten, se ablandan, se pegan entre si,

las unas con las otras como hilos de saliva,

creando una trama, una telaraña,

figuras de celosías árabes líquidas

que atrapan a desprevenidos y a insolentes

y arrojan la sombra que delinea mi camino.

Bajo el cerro, el valle se inclina

la pendiente me sorprende y me hace dudar,

busco respuestas en el cielo silencioso

el pavimento responde con geometrías

que indican como he de caminar

en esta avenida petrificada, esculpida por

guirnaldas malditas que se mecen

sobre mi cabeza, que dictan la ley,

y cómo he de moverme para no sucumbir.

Miro el final de la calle, veo mi destino

intento correr, vomito vientos huracanados,

camino solo en este sinsentido

una nube hace penumbra, una pausa,

desaparece la sombra del sendero

intento orientarme, miro el final de la calle

veo el siguiente cerro, me pongo en marcha.


Nos habíamos amado tanto

Nos habíamos amado tanto.

Tanto que para estar juntos

borramos los sueños que

se interponían entre nuestras manos.

Eliminamos los imposibles

porque nos arrebataban el éxtasis.

Porque los sueños eran menos,

menos reales que unirnos

en un eterno ahora,

un ahora que nos llevó a mirarnos

y nos vimos y no pudimos dejar de vernos.

Ni en los sueños, ni en el cielo,

vernos siempre y nos fuimos

a caminar por la vida de inmediato

y nos encontramos en lo oscuro,

y tuvimos miedo,

y seguimos juntos,

y no nos vimos en aquella oscuridad

y no quisimos no vernos mas.

En la oscuridad estrechamos nuestras manos

aprendimos a caminar a tientas

a oscuras, juntos, sin vernos,

solamente con nuestro tacto

y con nuestro aliento.


Cuando fui eterno

Cuando fui eterno

lo fui sólo una vez

ser eterno, sólo un momento

es el instante mas largo

como volar al saltar.

Ser eterno sólo un instante

es todo lo que se necesita

para hacer llevadero

el peso del dolor

y el grueso de la vida.

Cuando fui eterno

quise morir de alegría

quise morir de amor

quise que esta eterna dicha

acabara de una vez.


El peso rotundo


El peso triste de mis cejas

hace que mis ojos se cierren

y mi que cráneo se los trague.

El peso triste de mis ojos

presiona mi cara de arcilla húmeda

la aprieta, la deforma,

la derrite, la desmorona,

la desmembra, la cercena,

la machaca y la destruye.

El peso triste de mis ojos

es insostenible

horadan mi cabeza hasta perforarla

y mis ojos de plomo caen

caen, caen, caen y caen,

caen en caída libre caen,

dentro del vacío en mi caen,

mis ojos de plomo caen,

esféricos caen ciegos,

rotundos caen,

caen como saetas petrificadas

sobre el centro de mi alma

la quiebran como una laja

transparente, inservible,

que ya nada soporta

ni el aire sobre ella soporta,

el aire es insoportable y caen

como mi existencia caen

como mis ojos caen

caen, caigo y sigo cayendo.


Alicaído

Ayer alguien dijo alicaído.

Y así, como un pájaro grande

parte alado, parte herido,

es como este tiempo último

recurrentemente me he sentido.

A veces inmenso, a veces fallido,

batiendo mis alas de viento

es como limpio mi nido

y acurruco a mis polluelos,

cuando con sigilo cae el frío.

Truena mi garganta en un alarido

como cuando ataca un siniestro

reacciono fuerte, pero sin sentido

peligran inocentes, también maestros

por eso camino por la vida alicaído.



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Source: https://autores-revista.com/libros/